Una piedra más
Otro metaanálisis sobre la falta de relación entre uso de redes sociales y salud mental en adolescentes
He leído en este artículo que un grupo de profesores de psicología británicos y estadounidenses han realizado un metaanálisis (otro más) donde revisan 46 artículos investigando la relación entre el uso de redes sociales y la presencia de problemas psicológicos en adolescentes. Creo que llevamos unos 300 millones en total.
En un sorprendente (no) desarrollo de los acontecimientos, lo que encontraron es que, con la evidencia disponible, no se puede concluir que los adolescentes que usan redes sociales tengan más problemas psicológicos de los denominados internalizantes (depresión, ansiedad y similares), porque en general los estudios que encuentran dicha relación son lo que técnicamente se conoce como una putísima mierda, con un rigor tendente a cero. Otra vez más.
Vamos a recordar que este pánico moral está alentado por literatura que ya ha sido revisada y mostrada como de dudosa calidad, como esta reseña demoledora que hace Candace L. Odgers en Nature sobre el zurullo de libro que es La Generación Ansiosa, la versión en libro de ese bochorno que es Generación Porno. Más en los siguientes epígrafes.
Podéis leer el PDF de la investigación aquí, para ver exactamente cómo se hizo, porque el enlace a la web de la APA o a ReserachGate no da acceso al PDF, y aún no está en Sci-Hub.
Lo dicho, la generación ansiosa son los hiperventilados con los pánicos morales.
Lo que no es malo no tiene por qué ser bueno. A veces no es nada.
Con esto, como pasa con otros temas como el porno, se tiende a caer en el pensamiento falaz de que si decimos que no hay pruebas de que tal cosa sea mala, es porque estamos defendiendo que tal cosa es buena. Eso es una chorrada.
Indudablemente, un adolescente (o un adulto, claro está) puede hacer cien mil cosas más útiles con su tiempo que invertirlo en redes sociales. Y probablemente, si lo hace así, en actividades que sean más reforzantes, esta persona se sienta mejor. Pero no porque las redes sociales en sí causen malestar o problemas, o mierdas. Hay muchos casos en los que el tiempo pasado en redes sociales podría ser positivo para la persona: es porque, simplemente, para muchas personas hay cosas más reforzantes que estar perdiendo el tiempo en redes, pero requieren más esfuerzo, así que hacemos el gilipollas con el móvil porque es más fácil que leer un libro, o buscar gente con la que quedar, o hacer ejercicio, o aprender a tocar la balalaika. Y al invertir el tiempo en eso en vez de en otras cosas, pues no lo pasamos tan bien como lo podríamos pasar.
Y de nuevo, el uso del móvil puede ser inadecuado, o tener consecuencias negativas en nuestras relaciones sociales, pero no tanto por el móvil en sí sino porque lo que necesitamos es exponernos más a la incomodidad.
O lo que es lo mismo: si yo te digo que beber 4 litros de CocaCola no causa cáncer de boca, no estoy diciendo que sea sano beber 4 litros de CocaCola, que haya que darle CocaCola a los niños, ni nada de eso. Estoy diciendo que no provoca cáncer de boca.
Resulta que no eran lemmings, recoged el cable
La newsletter de Mike Males es muy interesante para estar al tanto de toda esta polémica, que ya hemos tratado otras veces. Pero su último (en el momento de escribir este artículo) número es que es demoledor.
¿Os acordáis de que por culpa de los móviles y las redes sociales los adolescentes estaban todos locos perdidos y se estaban suicidando como se supone que se suicidan los lemmings, allí todos en masa? Resulta que no.
De acuerdo con el artículo del señor Males, los suicidios en adolescentes en EE.UU. están bajando desde 2017, con un valle en 2022 muchísimo menor que en los 80 y 90, cojones, la era dorada de cuando no había móviles y todo era paz y amor y mierdas1. Las tasas de suicidio adolescente en chicas llevan 8 años estabilizadas, y las de chicos han caído.
Así que, como los datos no les dan la razón, los hiperventilados como Haidt están recogiendo cable en dos direcciones a la vez: por un lado, se han pasado al “son las chicas liberales/ progresistas las que tienen más riesgo, porque claro, wokewokewokewoke”, cosa que está más que refutada. Los estudios que vinculan el progresismo en estudiantes universitarios con mayor riesgo de problemas psicológicos tienen tamaños de efecto indistinguibles del ruido.
Por otro lado, ahora están anunciando triunfantes que la infancia basada en el móvil se está acabando, que por fin las masas durmientes están despertando, y que se está dando una inversión de la tendencia (que ya se estaba dando desde antes de que ellos sacaran su libro), y se van a colgar la medallica de algo que ni entienden ni, por supuesto, han tenido nada que ver.
Pero es que es más, como bien señala Mike Males, las adolescentes deprimidas o que sufren abusos tienden a usar más las redes, justamente como forma de contactar con otras personas y recibir apoyo y ayuda. Lo explica aquí.
De hecho, según los datos del CDC, las personas de la cohorte demográfica de Haidt tienen más probabilidades de suicidarse que las chicas adolescentes. Otro argumento más en favor de mi tesis de que hay que prohibir los móviles, pero a la gente mayor de una cierta edad. Y por cierto, según esos datos, la mortalidad por suicidio es mayor en áreas conservadoras. Lo que viene siendo no dar ni una.
Aprovecho para terminar por hoy recordando que, en España, según mostramos, ese supuesto influjo del porno y los móviles en los chavales no se encuentra por ninguna parte. De acuerdo con estudio HBSC, en España la edad de inicio de relaciones sexuales viene siendo la misma que antes de los móviles, sin cambios relevantes.
Cuando saquen el HBSC actualizado a 2022, podréis consultarlo aquí. Pero pocas sorpresas, ya véis.
Espero que los Reyes hayan sido buenos y os hayan traído muchas cosas, y no un mojón como el que le han traído a los hiperventilados. Este viernes, para suscriptores, seguimos explicando cómo ser más asertivos, antes de pasar a lo siguiente. Hasta entonces, sed buenos.
Los datos en España se pueden consultar en la web del INE, y son similares. Los suicidios en general y en adolescentes en particular son mucho menores que en las décadas prodigiosas.