Paren las rotativas que hay una generación ansiosa
Mayormente, de señores mayores hiperventilados
Sé que (1) iba a empezar a hablar de análisis funcional y modificación de conducta, y que (2) este artículo tenía que haber salido la semana pasada (primer viernes de mes), con que voy un artículo descuadrado. Pero por desgracia (2) a veces la vida nos pasa por encima y uno no puede llegar a todo, y algo tiene que ceder y (1) este tema es, creo, demasiado importante para dejarlo pasar mucho tiempo. Así que haré mi mejor esfuerzo por sacar pronto el siguiente artículo y recuperar ritmo, y todos felices.
Todos no. Hay una generación ansiosa ahí fuera, y necesitan ayuda. Y no, no tienen por qué ser los chavales jóvenes.
El hobbit ese que lo odia todo
Hay un psicólogo llamado Jonathan Haidt, y una psicóloga llamada Jean Twenge. Twenge es una señora que se hizo conocida por encontrar una asociación entre el momento en que los smartphones empezaron a estar por todos lados, y un aumento (presunto) en los problemas de salud mental en jóvenes americanos, americanos de EE. UU. Y ha encontrado su nicho hablando constantemente de cómo los móviles causan problemas mentales en los jóvenes.
Jonathan Haidt, por otro lado, es un psicólogo social que se ha hecho más o menos conocido por hablar de la polarización en política, con especial énfasis en cómo el discurso político se ha hecho más enrarecido en las universidades americanas y como la gente es cada vez menos tolerante. En realidad, su discurso es básicamente que la gente está demasiado sobreprotegida Y NO PUEDEN MANEJAR LA VERDAD, y por eso se refugian en conceptos como “la justicia social” y otras fantasías wokes (según él, insisto). Según su libro con George Lukianoff, los tres problemas vienen de que se ha creado una cultura de protección del más mínimo malestar (lo que no te mata, te hace más débil), los sentimientos antes que la razón1, y el mundo se divide en buenos y malos. Ya había elaborado antes esto en un libro llamado La mente de los justos que, como hemos acabado por esperar de un libro de psicología social escrito después del 2000, está lleno de experimentos que no replican.
Aunque trata de dar una imagen de equidistancia, lo cierto es que con Haidt pasa como siempre que alguien se define como de centro centrado, ni de derecha ni de izquierda: que en realidad, es conservador.
Por ejemplo, este meme que veis debajo (que es, simplemente una captura de una de sus charlas, porque el meme se hace solo), hace atribuciones falsas (como que en EE.UU. es igualmente común encontrar negacionistas de la evolución en la izquierda que en la derecha). Igualmente en su obra muestra mucha alarma por los movimientos de protesta estudiantil progresista frente a autores y oradores conservadores en universidades, pero ignora o pasa de puntillas sobre la censura por parte de los gobiernos estatales de libros en bibliotecas y escuelas, la eliminación de contenidos en educación sexual, historia (que menciona temas como la esclavitud o el racismo en Norteamérica) y muchas otras intervenciones de mucho más calado.
Así que, como podemos ver, tenemos dos autores empujando con firmeza rumbo al pánico moral. De ambos, Haidt ha tomado una delantera mayor y perseguido de forma más agresiva el foco mediático. Y ahora esto ha culminado en la publicación de un libro titulado The Anxious Generation (La Generación Ansiosa), subtitulado Cómo El Gran Recableado de los Niños ha causado una Epidemia de Enfermedad Mental.
Ahí puesto, con dos cojonazos.
Y quiero dejar esto bien claro, porque el libro va a vender un montón y va a ser un éxito porque los pánicos morales venden una locura y pronto los hiperventilados de aquí empezarán a hacer bandera con las páginas del libro: esto no es buena ciencia, y no es buena psicología.
El libro se ha encontrado con muy mala recepción por parte de muchos psicólogos que no cometen delitos sexuales contra la estadística. La reseña en Nature de Candice L. Odgers es absolutamente salvaje, y nos da una buena idea de la nula calidad de las tesis de Haidt. Aunque os recomiendo que leáis la reseña entera, que es ilustrativa, podemos resumir los puntos más importantes en:
Haidt correlaciona datos que no tienen por qué correlacionar, como si correlacionas el número de piratas del Caribe con el cambio climático. Cuando se miran los datos en detalle, esos efectos son diminutos en el mejor de los casos, o, más a menudo, inexistentes.
Hay toneladas de investigación que Haidt no cita que no encuentran relación entre uso del móvil o redes sociales y el bienestar en adolescentes y niños.
El incremento en el número de suicidios en EE.UU (que detallaremos luego) se explica mucho mejor por otros factores, como el acceso a armas de fuego, el sexismo y abuso sexual, la epidemia de opiáceos, la discriminación racial y estructural, el aislamiento social y otros. Haidt no habla de esto. La crisis de 2008 y sus consecuencias son mejor explicación que los móviles.
Haidt admite que no es experto en clínica, psicología del desarrollo, psicología infantil o estudios de los medios. Es un cuñao.
Adolescentes, móviles y suicidios
Por ejemplo, una de estas gráficas que tanto le gustan a Haidt muestran el número de hospitalizaciones en EE. UU por intento de suicidio en niños de 10-14 años. Haidt y Twenge dicen que todo empieza en 2012, y que han aumentado un 518%, que es la diferencia entre 2008 y 2021. ¿Pero si todo empieza en 2012, por qué coger 2008?
Es más, en la misma gráfica vemos que el pico se da en 2020 y 2021, donde tenemos la pandemia. ¿Ese factor no cuenta? No, según Haidt todo son los móviles. Todo. Pero este otro estudio, mirando los datos entre 2009 y 2019, no da un incremento tan acusado, precisamente porque la COVID es un tremendo factor de confusión.
Pero no es la única trampa que nos hace Haidt. Por ejemplo, mirad esta gráfica que habla de tasa de suicidio, donde supuestamente Haidt clama que el efecto lo encontramos cuando disgregamos por género, y entonces encontramos que las chicas adolescentes se suicidan mucho más a partir de entre 2010 y 2015.
Este truco es de los más viejos para engañar con estadísticas: comparar cambio relativo entre grupos que en realidad no son iguales. Como la tasa base de suicidio para las chicas adolescentes es tan baja, incluso los aumentos pequeños parecerán muchísimo más grandes en porcentaje2.
Según la misma gráfica que cita Haidt, si la tasa de suicidios por cada 100.000 chicas adolescentes en 2003 era de 2,5 y, además, asumimos que todo el incremento se debe a las redes sociales, sin tener en cuenta ningún otro factor (como el acoso online a las mujeres o simplemente una regresión a la media), entonces los móviles y las redes sociales explicarían un incremento de 1 por cada 100.000. Ahora dime si este incremento es significativo comparado con otros grupos, por más que Haidt y Twenge se pasan el día diciendo que las chicas adolescentes son el grupo de mayor riesgo.
Como referencia, si damos la tesis de Haidt como buena, dado que en EEUU había 16.290.000 chicas adolescentes en 20203 las redes sociales causarían aproximadamente 163 suicidios al año en chicas adolescentes en EE.UU. mientras que en 2020 murieron 1368 adolescentes (chicos y chicas) por armas de fuego. Y ahí sí que no tenemos dudas acerca de la causa. Pero eso no da pánicos morales, por lo visto.
Salud mental
Patti Valkenburg muestra que ya se daban un incremento de diagnósticos de problemas psicológicos en menores desde al menos 2003. Sin embargo, Haidt afirma:
“There was little sign of an impending mental illness crisis among adolescents in the 2000s. Then, quite suddenly, in the early 2010s, things changed.”
O sea, que hasta el inicio de la década de 2010 no había señales de aumento de la incidencia de los problemas de salud mental, pero es mentira. De hecho, los datos muestran que va subiendo desde la década de los 60.
Eso no implica necesariamente que haya más casos, sino que hay una reducción del estigma en torno a los problemas psicológicos, los jóvenes son más propensos a hablar de ellos y buscar ayuda, y hay mayor conciencia en torno a ellos. Pero claro, no podemos hiperventilar con que las cosas se estén haciendo mejor. Curiosamente, tenemos ejemplos anteriores que debieron causar pánicos similares. Como el caso de los zurdos, que aplica al de las juventudes trans.
Por otro lado, Haidt se calla el hecho de que hay factores que explican mucho mejor el malestar de los jóvenes de su país. Por ejemplo, los tiroteos escolares. Y es más, los ensayos para reaccionar ante tiroteos en escuelas sirven para poco más que para traumatizar y causar malestar a los chiquillos. Los críos pasan la mayor parte del tiempo en el cole, donde constantemente se les recuerda que los pueden matar. No sé, igual tiene algo que ver.
Así mismo tenemos evidencia de que el bestial incremento en la carga de trabajo escolar de los chavales puede tener más impacto en su salud mental que el uso de redes sociales, pero a Haidt se la suda. Y aún así cito de este último estudio:
Our findings do not provide evidence for substantial declines in mental well-being among adolescents.
En Europa la pobreza parece ser un factor mucho más relevante. Lo cual es consistente con lo que ocurre con los adultos.
Vaya, que no se ven empeoramientos sustanciales en ese campo. Otros estudios ponen el impacto de las redes sociales en el bienestar de los chavales al mismo nivel QUE COMER PAPAS FRITAS DE BOLSA.
9 metanálisis no encuentran relación entre el uso de redes sociales y salud mental, salvo un pequeño efecto entre uso y narcisismo, y otro pequeño efecto en la imagen corporal, que es algo que también se da en adultos. Otras revisiones tampoco encuentran efectos.
Pero es que, en general, no hay una epidemia de salud mental en adultos, tampoco. La variación hacia arriba es muy pequeña, y muy probablemente debida a cambios demográficos. Nada de esto le interesa a Haidt. Ni a Twenge. En su visión del mundo los críos viven en una especie de espacio uniforme y vacío donde sólo hay pantallas. Y wokes de esos. Y cualquier cosa que les pase será culpa de estas cosas.
De qué va esto de verdad
Esto no va de psicología.
Lo que tenemos es a un payo que, según su propia admisión, no es experto ni tiene una carrera investigando ninguno de los fenómenos que describe, haciendo una serie de afirmaciones para, disfrazando un pánico moral de legítima preocupación, meter un mensaje político y reaccionario de tres pares de cojones. Pero reaccionario en plan decir que igual los negros son más tontos y menos éticos que los blancos porque la evolución no sé qué. A pesar de que el concepto de raza en la especie humana está totalmente descartado por la biología, ahí está el tipo, con sus cojones. Y que la evolución a la que se refiere debería haber tenido lugar en unos 500 años, unas 17 generaciones, lo cual en términos evolutivos es menos que un parpadeo.
Esto no va de psicología. Esto va de política disfrazada de ciencia, pero con un disfraz del Party Fiesta que ya se ha usado demasiadas veces. Las teorías de Haidt son a la psicología como lo que uno se encuentra en un after al encender las luces a una relación sana. No os dejéis engañar.
Despedida, suelta de reses bravas y fin de fiesta
Ayer tuve la enorme suerte de compartir con Valentina Raffio la sala Fórum del Fnac del Triangle para presentar el nuevo libro, y tuvimos un público fantástico.
La semana que viene estaré el jueves a las 19 horasen el Ateneo de Málaga (c/ Compañía 2), hablando acerca de por qué creemos en mierdas. Entrada libre y gratis hasta llenar aforo.
La semana siguiente, tenemos una presentación el día 25 en la sala Zaida en Granada a las 20:00, a las 11:00 del día 26 estaré en la Facultad de Psicología de Córdoba hablando de la importancia del trabajo basado en la evidencia, y el día 27 de vuelta en Granada para el Psicofest :) Va a ser un pepinazo. Luego me tendría que acostar, pero no podrá ser.
Así que ya sabéis, pasad un gran fin de semana, mil gracias por la paciencia con el retraso que llevo (prometo ponerme pronto al día) y, sobre todo, no os dejéis llevar por pánicos morales. Sed buenos.
Los pánicos morales no deben ser un sentimiento, por lo visto.
Esto es lo mismo que sucede en España. La tasa de suicidio es en general tan baja que cualquier incremento es enorme si lo miramos en porcentaje. Bola extra: lo mismo pasa con el supuesto incremento “exagerado” de adolescentes y niños trans. Es un efecto que se puede explicar simplemente como mayor acceso a apoyo, porque el número total de casos sigue cayendo bastante por debajo de lo que sería esperable pero claro, antes no tenían ni donde ir.
Y que centre el pánico en adolescentes tampoco es una casualidad: el discurso de "hay que proteger a nuestras mujeres de esta agresión externa" es uno de los favoritos de los fachas para parecer que son héroes y disimular que son más fachas que Don Pelayo
Ole tú, por desmontar mierdas de esas!! 👍