Sobre el porno y la psicología (IV): ¡No se me levanta el pito!

De cómo igual a base de zurrarte la sardina, te la gastas. O no.

Hemos hecho una serie mu bonica hablando del porno y de si tiene efectos psicológicos en quien lo consume o no, más allá del momento de la pajilla. Podéis verlos aquí.

Pero aún quedan algunas cosas sobre este tema del que hablar, aprovechando las calores veraniegas y esas cosas, de modo que lo vamos a hacer.

¿Ver porno hace que no se te levante?

Hay algunas personas que insisten que el ver mucho porno puede producir disfunción eréctil porque claro, te habitúas a una estimulación que se supone difícil de replicar en el entorno natural y cuando vas a estar con una chica que, ni tiene el cuerpo de una estrella del porno ni te hace o se deja hacer las cosas que una estrella del porno haría… pues ya no se te levanta. Y claro, eso es un problema.

¿Es un problema?

La idea detrás de esto tendría, en principio, una lógica desde el punto de vista del análisis de la conducta. La habituación es un fenómeno bien conocido que, recordemos, consiste en que la respuesta a un estímulo se reduce conforme se nos va presentando el mismo estímulo de modo repetido. En ocasiones, incluso, podemos dejar de reaccionar de la manera que reaccionábamos al principio, y empezar a reaccionar de forma cada vez más aversiva (que sería sensibilización). Si escuchamos la misma canción muchas veces, llega un momento en que la aburrimos: nos va cansando cada vez más y más hasta que llega un momento en el que ya hasta nos da fatiga escucharla.

De acuerdo con el argumento que algunas personas defienden, a medida que vemos porno, nos vamos habituando a asociar nuestras erecciones y excitaciones con el contenido pornográfico, con lo que nuestro umbral de excitación iría aumentando. Esto es, si nos habituamos a un estímulo pornográfico, iremos necesitando cada vez estimulación más fuerte. Esto tiene además la ventaja, para los que proponen este argumento, de que se puede comparar con… la adicción a sustancias (qué conveniente). En el caso de los problemas de adicción a sustancias, se habla a menudo de que las sustancias generan tolerancia (que es una forma de habituación), con lo que cada vez se necesita una dosis mayor para conseguir el mismo efecto.

De este modo, no sólo iríamos buscando cada vez porno más intenso, sino que además seríamos cada vez más incapaces de excitarnos con las personas con las que nos relacionamos, a no ser que esas personas se parezcan a las que vemos en los vídeos, o las prácticas que realizamos con ellas se parezcan a las que vemos en los vídeos. Por tanto, tendríamos dificultad (en el caso de las personas con pene) para tener una erección en condiciones “normales”, y eso explicaría que haya (supuestamente) un creciente aumento de casos de disfunción eréctil en gente cada vez más joven.

Por qué a menudo no se nos levanta

Y digo supuestamente porque, del mismo modo que cuando hemos hablado de adicciones a móviles y otras cosas parecidas, depende muchísimo de las definiciones.

Por ejemplo, si miramos esta revisión, parece que los datos de los años 90 (antes de la aparición generalizada de internet) se mantienen en la actualidad. Del resumen del artículo:

Since the most recent update to guidelines for the management of erectile dysfunction (ED) by practitioners, epidemiological studies have confirmed the main figures emerging from the large international studies done in the late 1990s. Other data have emerged, and we now have a better understanding of the epidemiological profile of ED.

Las cifras principales obtenidas en estudios en los años 90 se han confirmado. No parecen haber aumentado, de acuerdo con este estudio, como cabría esperar si el consumo de porno tuviera esa consecuencia¹. Sí parece que hay una mejor comprensión del perfil de este problema: afecta más frecuentemente a la gente más mayor, y la gente más joven lo lleva bastante peor.