Este artículo es muy muy curioso:
Notarius, C. I., & Herrick, L. R. (1988). Listener Response Strategies to a Distressed Other. Journal of Social and Personal Relationships, 5(1), 97-108. https://doi.org/10.1177/0265407588051006
Encontré este artículo preparando una clase del curso de terapia de pareja que imparto en la UAL, y tiene unas conclusiones muy interesantes sobre escuchar y escuchar mal. Pero al contrario que la mayoría de artículos que uno lee sobre escucha, que suelen referirse al efecto de la escucha sobre el que habla, en esta ocasión el estudio se centra en cómo un tipo de escucha u otro afecta al que la realiza.
En este estudio se distinguen dos posibles comportamientos por parte del que escucha: uno sería escuchar y apoyar (lo que implica que el que escucha se come el malestar del otro y el propio, y simplemente muestra empatía y apoyo), y la otra serían técnicas dedicadas a resolver el problema o a distraer del mismo a la persona a la que escuchamos (ya sea decirle lo que tiene que hacer, o hacer bromas o tratar de cambiar de tema). 15 personas en cada grupo, escuchando a una persona que mantiene un diálogo que podríamos llamar depresivo. Después de la conversación, se medían diferentes aspectos de la conducta de la persona que escuchaba: esto es, no medíamos cómo se sentía la persona que explicaba sus cosas, sino cómo se sentía la persona que escuchaba, según cómo respondía.
Y los resultados fueron muy interesantes: resulta que, según este estudio, cuando tratas de evitar que el otro se sienta mal, acabas sintiendo un mayor rechazo por esa persona, y encima tú te sientes peor, más deprimido. En cambio, cuando te limitas a acompañarle y escucharle sin tratar de solucionar nada, tu estado de ánimo después es mejor, y encima la otra persona te cae mejor, o al menos, no te cae peor que antes. Esto enlaza muy bien con este vídeo que ya es un clásico y he usado mogollón de veces.
El tema es: ella no quiere que le solucionen lo del clavo. Quiere que la escuchen y la acompañen. Quizá después querrá hablar de quitarse el clavo. O quizá no. Quién sabe. Pero el caso es que cuando él se limita a escuchar y empatizar, acierta y conecta con ella, y ella se siente mejor. Cuando trata de solucionar, la caga.
Por cierto, en contra del estereotipo, la investigación de Notarius encontró que tanto hombres como mujeres eran igualmente propensos a dar consejos y soluciones. Otras investigaciones y mi propia experiencia personal irían más en línea con el estereotipo, pero ahí queda.
En resumen, una pauta que, de acuerdo con este estudio, nos podemos llevar: no tienes que tratar de resolver los problemas del otro a no ser que el otro te lo pida explícitamente, basta con que escuches. Tu pareja, tu amigo/a, quien sea, no es tonto y probablemente puede encontrar una solución1, pero no a quien le escuche. Como bien dice Gottman: la comprensión debe ir antes que los consejos. Si tenemos una de estas conversaciones en estas fiestas, donde alguien lo está pasando mal, es una buena ocasión para hacer algo realmente útil.
Y por hoy, ya estamos bien. En breve, más sobre asertividad, pero como poco esta pequeña pauta nos puede ser muy útil. Para que quede claro, me cuesta la vida aplicarla, personalmente. Pero uno sólo puede seguir intentándolo.
Estas semanas la periodicidad de la newsletter se puede ver algo afectada por las fiestas. Espero que todos las disfrutéis muchísimo.
Y si n puede, que lo pregunte.
Hola. ¿Qué ha pasado con el blog antiguo? Creía que tras el puente ya estaría online otra vez. Había muchas cosas ahí, muchos años de entradas. Recuerdo que leí algunas que me gustaron y que había muchas más que me gustaría leer. Espero poder hacerlo pronto. Feliz navidad.
¡Hola Ramón!
¿Cuánta chapa es aconsejable escuchar? ¿No estaremos reforzando así la rumia y las narrativas victimistas y haciéndole con ello un flaco favor?