Los móviles, Internet y tú (1.5)
Donde ponemos un pequeño extra porque acaba de salir una cosa muy importante
Pues resulta que podemos descansar un poco más todavía del miedo a que los móviles le estén pudriendo el selebro a la juventud, porque acaba de salir un pepinazo de revisión en Nature que muestra que, en efecto, no cabe hablar con contundencia de los efectos negativos de las pantallas. Ya me avisó el sábado pasado la maravillosa Valentina Raffio (en el BCNspiracy) de que esto iba a salir, pero había que esperar a que saliera el artículo.
Podéis leer el artículo aquí.
Estas son las ideas principales:
El estudio es una revisión de metanálisis (revisión paraguas) sobre riesgos y beneficios de uso de pantallas en adolescentes. Es decir, se cogen las revisiones que se han hecho (en total 102), y se revisan a su vez estadísticamente para ver si realmente la evidencia acumulada va en una dirección u otra. En total, se abarcan 2451 estudios con un total de casi dos millones de menores hasta 18 años. Los resultados finales coinciden con los de las investigaciones previas de más calidad y ponen en cuestión los de las investigaciones de calidad más baja. Porque recordad una cosa, no todos los estudios son iguales, no todos están igual de bien hechos, y sobre todo, un estudio suelto no demuestra nada. ID A LAS REVISIONES.
La conclusión principal es que los riesgos del uso de pantallas son muy pequeños o moderados en promedio y, sobre todo, muy heterogéneos. Para poder hablar de riesgos hay que tener en cuenta otras variables que probablemente pesen mucho más como por ejemplo si se supervisa este uso de las pantallas, qué es lo que se hace exactamente con ellas (porque recordad que un ordenador tiene muchísimos usos potenciales, muchos de ellos estupendos), edad del nano, y otras cosas. Por tanto, el tiempo de uso en sí mismo no nos dice realmente nada. El alarmismo no tiene base.
Por ejemplo, se encontraron pruebas de efectos (pequeños en todo caso) tanto positivos como negativos asociados con el uso de pantallas. Por ejemplo, la lectoescritura se reduce muy levemente en niños con más uso de pantallas, pero los niños que ven la tele con sus padres tienen una ligera ventaja en esa misma área. Los anuncios online tenían un muy pequeño incremento en el riesgo de comer comidas poco sanas, y el uso de redes sociales podía asociarse con un mínimo incremento en el risego de depresión. Pero como ya mostramos la semana pasada, de todos los factores que pueden pesar en que un adolescente desarrolle un problema de depresión, su uso de redes sociales es el de menor peso.
Como todo en psicología, este tema es complejo porque al final cualquier conducta y sus beneficios o riesgos (con pocas excepciones) dependerá del contexto en el que se realiza la conducta, y las demás alternativas de comportamiento de la persona.
El estudio además se asegura de no comparar estudios de diferentes grados de validez revisando antes su validez estadística, no como por ejemplo las revisiones que validan el fenómeno del pájaro dodo en psicoterapia, como venden los psicoanalistas. Y se ve que muchos de los metaanálisis que concluyen que las pantallas causan cáncer de SIDA tienen problemas gordos, empezando por un importante sesgo de publicación. La metodología usa medidas de ciencia abierta, facilitando que otros investigadores puedan revisar cómo se ha realizado el metaanálisis y detectar cualquier problema, o replicarlo si fuera oportuno. Esto también da rigor. Las limitaciones que puede tener el estudio están bien delimitadas y reconocidas, cosa que no pasa con anteriores estudios. De hecho, la principal limitación de este estudio es que la mayoría de los 102 estudios revisados (mayoritariamente los de conclusiones más catastrofistas) no tienen la suficiente calidad metodológica para poder ser incluidos, y por tanto hay que investigar más.
Total, que está muy bien revisar qué hacen los chavales con los ordenadores, formarles en ello, y darles alternativas de ocio y demás, pero que ya podemos dejar de arañarnos la cara diciendo que si nadie va a pensar en los niños. Por supuesto, al que tiene un chiringuito basado en tratar la “adicción al móvil” o al que le guste un buen pánico moral, o al perrodista de tertulia mañanera que basa la audiencia en los pánicos morales, esto le va a sudar los huevos. Pero esta es, probablemente, la mejor revisión de la evidencia hasta la fecha, y lo que dice es que relajes la raja.