La semana pasada hicimos una crítica de la teoría del apego. Hoy vamos a ampliar un poco la mirada, para hablar de nuevo de la importancia - o no - de la infancia en el desarrollo adulto, y del trauma como creador de trastornos, y se van a caer un montón de teorías.
En este ámbito, el trabajo más relevante es el de un grupo diverso de autores, tanto del campo de la psicología del desarrollo (Judith Rich Harris o Jerome Kagan) como de la psicología clínica (George Bonanno o Michael Rutter) o la psiquiatría (Joel Paris). Estos autores han estudiado el desarrollo desde diferentes disciplinas, y han encontrado que bueno, la idea de que la infancia es particularmente decisiva y que la mayoría de los problemas psicológicos vienen necesariamente de la infancia… es otro zombie de la psicología que se niega a morir. Igual que la idea de que el trauma es la causa de los problemas psicológicos.
Ojo: esto no quiere decir que dé todo igual. Por supuesto, como dice Joel Paris en Fads and fallacies in psychiatry (Modas y falacias en psiquiatría, 2013, p. 40):
It is indeed better to have a happy childhood than an unhappy one. It is also true that child abuse carries a real risk for adult psychopathology. At the same time, an equally large body of literature demonstrates that resilience to adversity is ubiquitous (Paris, 2000). Thus, although psychological risk factors lower thresholds, they do not lead to predictable pathological outcomes. People with severe adversities, such as dysfunctional or abusive families, may have no mental problems as adults. Conversely, many patients who have experienced no significant adversities as children may still develop mental disorders.
Una infancia mejor es más deseable que una infancia sin problemas, igual que la adolescencia, la juventud adulta, y la vejez. En general claro que es mejor tener un contexto más favorable que uno menos favorable. Esto es una obviedad, joder.
En todo caso, ya hablamos de esto aquí, y lo vamos a ampliar.
Es necesario distinguir entre causa y factor de riesgo. Y aquí es donde vienen los problemas. A que muchas cosas que llamamos causa, como en “Manolo tiene una depresión porque de pequeño sus padres no le querían” en realidad son factores de riesgo como “las experiencias de Manolo a lo largo de la vida, incluyendo la relación con sus padres, pueden aumentar el riesgo de que Manolo haya desarrollado una depresión, aunque la causa estará en su contexto actual y presente”.
Los problemas en la infancia pueden aumentar el riesgo de tener problemas psicológicos a lo largo de la vida, pero no serán la causa directa. Te pueden hacer algo más vulnerable, pero puede ser que tu entorno futuro actúe como factor protector. Gente con infancias jodidas vivirá sin tener problemas psicológicos, aunque tengan sus malestares como todo el mundo. Gente con infancias afortunadas se deprimirán, tendrán ansiedad, desarrollarán TCA, lo que sea. Hay de todo. Y en buena medida, porque como ya hablamos en el artículo anteriormente citado sobre infancia, una parte de esa resiliencia tiene que ver con la genética, con la varianza en un rasgo llamado neuroticismo, que entre otras cosas mide lo sensibles que somos a los problemas del ambiente. Y eso no se ve particularmente influido por nuestros padres, como ya demostró Harris.
En psicopatología el concepto de causa, como factor único que lleva directa y necesariamente al trastorno es muy complejo, porque rara vez, por no decir nunca, la causa será una sola cosa. En que una persona, a lo largo de su vida, desarrolle un problema psicológico o no, influirán multitud de factores, y la infancia será solo uno, y ni siquiera el más importante.
Resiliencia, en general
La resiliencia es un concepto que se define como la capacidad de sobreponerse a la adversidad, y en algunos casos, incluso volverse más resistente (lo que Rutter (2012) llama steeling, hacerse de acero). Paris (2023) la define como la capacidad de NO desarrollar trastornos después de un trauma.
Y la resistencia es… bien, básicamente, la respuesta modal ante el trauma. Modal, en el sentido estadístico, quiere decir la respuesta más frecuente. La mayoría de las personas que experimentan situaciones traumáticas, se sobrepondrán a ellas sin problemas en el medio y largo plazo, aunque por supuesto en el momento lo pasen fatal. Este estudio, que es quizá uno de mis artículos favoritos en toda la historia de la psicología, lo explica maravillosamente.
Porque una cosa debemos tener clara: todos vamos a sufrir experiencias traumáticas en la vida, todos sin excepción. En este precioso estudio, se encontró, en una muestra no-clínica de 3575 personas, que el 90% experimentaron sucesos potencialmente traumáticos. Es lógico: todos vamos a pasar por la pérdida de un ser querido, una enfermedad grave propia o ajena, un accidente, agresiones, rupturas y dolor. Si nos ponemos a listar posibles sucesos traumáticos, nadie se escapa. Pero la mayoría se repone.
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