Sobre el eclecticismo en psicología
Un huevo colgando y el otro lo mismo, o por qué Saruman no debía ser el multicolor
Seguimos con los temas que tratamos la semana pasada, que hablábamos de por qué el ojo clínico no existe y que, en realidad, la experiencia no es predictora de rendimiento en muchos campos, la psicología incluida. De hecho, hay alguna evidencia de que los terapeutas noveles podrían ser un pelín más eficaces precisamente porque son más consistentes siguiendo los protocolos, haciendo el análisis funcional o la formulación del caso, y en general, estudiando más. Lo cual tiene sentido, ya que estarán menos confiados.
Pero hay otro tema que a menudo hace que el estado de la profesión sea el que es: el eclecticismo.
Un huevo colgando y el otro lo mismo
El eclecticismo es la tendencia a combinar las ideas de diferentes escuelas. Según la RAE (acepción 3):
Escuela filosófica que procura conciliar las doctrinas que parecen mejores o más verosímiles, aunque procedan de diversos sistemas.
Esto se ve mucho, especialmente en clínica, cuando escuchas a compañeras decir que ellas “cogen lo mejor de diferentes aproximaciones, porque para diferentes problemas hay diferentes terapias que funcionan mejor”. Esto es evidentemente tentador, y parece de gran sensatez. Claro, la conducta humana es mu complicá y misteriosa, y por ello nadie puede tener todas las respuestas, así que mejor prestemos atención a las diferentes aproximaciones de diferentes escuelas, porque mezclando un poco de todo llegaremos a un punto medio, y en el punto medio está la virtud, que lo dijo Aristóteles y este tío, básicamente, inventó lo de ser inteligente. Esto nos permite tomarnos la típica foto de psicólogo con los brazos cruzados, o sosteniendo las gafas o un cuaderno con aire pensativo, porque nosotros sí que entendemos la conducta humana, nosotros no somos dogmáticos ni reduccionistas y por tanto, como lo ofrecemos todo, ofrecemos lo mejor.
El problema es que todo esto son, claro está, puntas de pollas. Para empezar, Aristóteles dijo que en el punto medio estaba la virtud, cuando los extremos son viciosos. No que el punto medio sea virtuoso porque sí, eso jamás lo dijo. Pero por otro lado nosotros no querríamos nunca un eclecticismo en muchos aspectos de nuestra vida.
Jamás en la vida aceptaríamos que un meteorólogo aunase la ciencia de la meteorología y los datos de los satélites con observar la conducta de la marmota esta de los huevos que dice si va a alargarse el invierno o no. Jamás aceptaríamos que un médico en la seguridad social usara medicina, y alquimia de la medieval, y el horóscopo. Nunca querríamos (salvo que seamos pijos con dinero y mucho tiempo libre) que nuestra casa la diseñe uno que mezcla arquitectura con feng shui. No queremos que nuestro mecánico use tecnología y oraciones al Dios Máquina.
Pero en psicología vale todo. Incluso sostener lo incompatible. Y esto en parte viene de la mierda de estudios de eficacia que se hacen con las terapias.
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