El meme de Saruman ilustra uno de los argumentos de mierda favoritos de los psicoanalistas y otros practicantes de terapia no basada en la evidencia, que es el del ojo clínico y la experiencia como sustituto de un buen modelo teórico y una buena práctica. Muchas veces el psicoanalista argumenta que el conductismo o la TCC (terapia cognitivo-conductual) no atiende adecuadamente a la subjetividad de la persona, porque son tratamientos manualizados, rígidos, protocolarios y demás, y que nada sustituye “a la experiencia en consulta”. Bueno, pues lo primero, lo de la subjetividad, es mentira. Y de modo nada sorprendente, lo otro también lo es.
¿La experiencia te hace mejor profesional?
Desde 1971, Popham había demostrado que no hay diferencia en el aprendizaje de estudiantes bajo la supervisión de un profesor veterano o de una ama de casa o electricista que solo fue entrenado para dar esas clases.
Fijaros: para materias especializadas, lo mismo da desde el punto de vista del estudiante que te enseñe un electricista que sabe muchísimo, que simplemente alguien a quien han preparado para dar esa clase exactamente.
Luego, Moody y Bausell en 1971 intentaron demostrar que los resultados de este experimento eran incorrectos, comparando el aprendizaje de estudiantes bajo profesores veteranos y profesores recién graduados. El resultado fue...el mismo. Los estudiantes aprendían lo mismo. Luego de un rediseño en 1973 en conjunto con Walzl, y de tratar de replicarlo, nada cambió (Bausell, 2015).
En conclusión: los años de experiencia acumulados en verdad no eran un factor relevante al determinar las capacidades de los docentes, pues los recién graduados tenían tan buenos resultados como los veteranos. Simplemente, no hay aprendizaje aparente.
Claro, estaréis pensando que esto es en enseñanza, que es muy fácil, que cualquiera puede ser profesor y que, además, los maestros tienen demasiadas vacaciones. ¿Qué le puede importar esto a un médico o a un psicólogo clínico? Son profesiones muy distintas, no tienen nada que ver.
El doctor House es como el becario
Empecemos con medicina.
El "efecto de julio" es un término para un pseudofenómeno, el cual origina del mito de que la experiencia hace al profesional. Este fenómeno describe la ficción de mayor riesgo de errores médicos y complicaciones quirúrgicas en los tiempos en que los graduados de las escuelas médicas de Estados Unidos comienzan sus prácticas. Un metaanálisis de Zogg et al. (2021) descubrió que, de hecho, no existe tal cosa como el efecto de julio. Ningún efecto en mortalidad, morbilidad o readmisión asociado con la llegada de médicos recién graduados se ha descubierto al respecto en ningún metaanálisis. No hay la menor evidencia de que los médicos novatos hagan nada peor que los veteranos, una vez han acabado su formación. Ninguna.
Isaacs & Fitzgerald (1999) consideran esta idolatría de la experiencia uno de los mayores problemas de la "medicina basada en eminencia": que es que se da por bueno algo de lo que en realidad no hay evidencia. De hecho es al revés. Cuanto más tiempo lleva un doctor ejerciendo, menos importante se vuelve algo tan chorra como la evidencia. Estos artículos dirán lo que sea, pero yo llevo muchas horas de consulta o de quirófano y yo sé lo que hay que hacer y no sé qué. Esta fe en la experiencia profesional ha sido definida por O'Donnell como "la capacidad de cometer los mismos errores con mayor confianza a través una impresionante cantidad de años". Y esto rige para médicos noveles y veteranos, simplemente estos últimos se fían más de sí mismos.
El gurú de la psicología es igual que tú
Con los psicólogos pasa igual, que es una de las razones por las que siempre he dicho a mis estudiantes que cobrar menos por tener “menos experiencia” es un contrasentido. Goldberg et al. (2016), tras un estudio longitudinal con 170 psicoterapeutas que atendieron a casi 6,500 clientes en un lapso de aproximadamente 19 años, demostró que en promedio no mejoraban o empeoraban los resultados a más experiencia, aunque los más veteranos parecían tener menos abandonos. Es más, hay terapeutas que sí van mejorando con el tiempo, otros se quedan igual, y otros empeoran. O sea, que la veteranía no predice una mierda de cómo de eficaz es un psicólogo en terapia.
Y esto tiene sentido si lo miras de esta manera: para que hubiera una mejora constante, el profesional tendría que estar enfrentando regularmente problemas nuevos de manera consistente (cosa que no ocurre, porque los casos son en mayoría similares y los nuevos llegan de forma más o menos aleatoria), y tener además un feedback fiable y directo sobre su intervención, qué se ha hecho bien y mal… y esto es imposible. De modo que el haber visto muchos casos nos da una ilusión de competencia, pero nada más.
Por más que nos joda: la experiencia no hace al profesional, y esto es algo que personalmente he vivido. Mis primeros años de experiencia en consulta o en consultoría de RRHH fueron tan fútiles como la primera semana. No fue hasta que comencé a indagar y a adentrarme en la literatura científica, investigar más, supervisarme con alguien más, probar nuevos métodos (el análisis funcional) y acercarme a la evidencia nueva, que mi práctica profesional mejoró con criterios medibles. Lo mismo para mi trabajo como profesor o como consultor. El tiempo y la rutina no me hicieron mejor terapeuta, ni docente, ni consultor, la lectura y el análisis crítico de la misma (y con ello el cambiar de opinión sí.
Asumir que un profesional es malo (o que sus argumentos no valen) por no tener años de experiencia escritos en CV no solamente es falaz, sino que ni siquiera se apega a lo que la evidencia ha descubierto. En otras palabras, el "ser nuevo" no te da menos autoridad para señalar o argumentar. Así que ya sabéis, chavales, cuando un psicoanalista os viene a decir que vuestras referencias científicas no valen porque no tenéis la misma experiencia en consulta que él (un argumento que el fullero de Shedler usa muchísimo), le dais con un remo en la boca y a seguir. Lo importante es no dejar de investigar, de formarse y de cuestionarse.
Extras: nuestras vidas ahora tienen métricas
He descubierto algunos artículos donde se pretende explicar a las chicas cómo entrenar a sus novios para que sean sus fotógrafos personales, a los chicos en cómo hacerle fotos a sus novias, y si se debe o no romper con tu pareja según si te saca o no en si instagram, y debo decir que mis ganas de vivir son mucho menores que antes de haberlos leído. Me parece muy curioso y bastante chungo que se intenten imponer reglas verbales acerca de la obligatoriedad de toda mujer de tener una marca personal: ya no es que haya que obligar a la pareja, es que el paso anterior ya está jodido.
No es más que mera opinión, y sabemos que las redes sociales y el uso del móvil per sé no predicen ningún problema psicológico, pero hay unos cambios en el contexto que sí tienen efectos en nuestra conducta y, de verdad, me parece una cosa bastante jodida esta.
Por otro lado: estos días pienso mucho en unas línes del libro de Taleb Skin In The Game: “Todo lo que haces para optimizar tu trabajo, recortar en las esquinas, o exprimir más eficiencia de ello (y de tu vida) acabará haciendo que deje de gustarte.”
Además: este artículo reivindica la necesidad de descomprimir el cerebro reconciliándote con leer por gusto, y no leer sólo artículos, libros de trabajo y cosas así. De modo que voy a volver a meterme por el culo Soldado de la Niebla, de Gene Wolfe. Haced lo mismo, y estudiad menos.
Por último: hace mucho que sigo a Austin Kleon y tiene mucha razón. En el fondo, soy profundamente vago.