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Embeces la vida no es como queremos

Es con gran dolor de mi corazón que os anuncio que este viernes no podré terminar a tiempo el artículo que tenía previsto, y que está muy guapo. La razón es muy sencilla: estoy ultimando la revisión del manuscrito de Por qué pollas haces eso, el libro de análisis y modificación de conducta que jamás imaginé que vería en una tienda, y la fecha de entrega es el 31 de enero. Quiero que salga lo mejor posible, estoy en la recta final de revisar, pulir y asegurarme de que nada importante se queda fuera y de que no me paso de extensión (que en este momento, sí que me paso), y por ello todos mis esfuerzos no imprescindibles están orientados a ser este gato.

Aunque la mayor parte del tiempo, soy más bien este perro.

Parte del día de hoy lo he pasado explicando en el libro lo del chaval que metió el pito en yogur de limón para que su novia se la chupara (contracondicionamiento mal), lo de poder tratarte la depresión meando (gracias al principio de Premack), y lo de las epidemias de ratas por incentivos perversos o, lo que es lo mismo, economistas que no saben de reforzamiento. Esta y otras cosas más las vais a poder encontrar en el libro, que probablemente me termine de quitar los jirones de credibilidad que me puedan quedar porque total, que clase de conductista (que ya se sabe que somos todos gente seria, rígida, formal y sin alma, que sólo hablamos en términos incomprensibles) va a escribir un libro sobre introducción a la modificación y análisis de conducta titulado así y con esos ejemplos.

Pues esta clase de conductista, claro.

En fin. La semana que viene entregamos el manuscrito, se reanudan las clases, y volvemos a la programación habitual en esta newsletter. Si todo va bien, el 18 de febrero estará corregido y yendo a imprenta, y el 21 de marzo espero que esté en las tiendas. Gracias a los amigos de Kailas Editorial por su confianza y su amistad y por dejarme poner títulos como este, gracias a todos los amigos analistas de conducta que me han enseñado tanto, especialmente a mi adorada Miriam Rocha que fue la mejor maestra que se puede tener, y gracias especiales como siempre a Victòria, Mònica y Valeria porque todo es por ellas, al final.

Que el Skinner anarquista os acompañe.